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De esto no se habla, un tabú psicoanalítico

De esto no se habla, un tabú psicoanalítico

Dr. Gregorio Dunayevich

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Introducción

Cuando recibimos un paciente en el consultorio, nos encontramos con un relato. A qué clase de realidad pertenece este relato? Sabemos porque lo hemos estudiado y lo comprobamos cotidianamente, que pertenece a la realidad psíquica. Ahora bien, en el proceso de la cura, el paciente va llenando las lagunas mnémicas, recordando cada vez más y mejor, los sucesos acaecidos en su historia. Lo que lo va habilitando progresivamente para hacerse cargo de su pasado. Irá corrigiéndose a sí mismo, por ejemplo diciendo…” se acuerda cuando le conté tal cosa?…bueno, ahora pienso que…” ese tipo de enmiendas suele estar mostrando un buen proceso terapéutico. Unas veces, el paciente reconocerá que activamente trataba de conquistar a su mamá metiéndose en la cama de los padres cuando su padre se iba a trabajar, en otros casos recordará que era su madre quien trataba de consolarse de los infortunios que su esposo le producía, refugiándose en él, y así confundiendolo con una sobrecarga libidinal exagerada. Pero también aparecerán episodios de abuso sexual……reales…. por parte de un adulto. Si son reales o no lo dirá el progreso del proceso del análisis. La pregunta que me surge es si los psicoanalistas estamos preparados para escuchar estos relatos, después de haber aprendido a no escucharlos. Salvo dentro de la realidad psíquica, donde somos expertos. Si el llenado de los huecos mnémicos progresa, en la misma medida el paciente mejorará.

Los casos de abuso infantil no son raros. Sin embargo, para proteger a la víctima, tanto su familia, como el propio terapeuta cuando hace una presentación, elude todo lo posible la visibilidad del hecho. El mismo Freud lo menciona, cuando expresa que por la probable identificación de quién sufrió la agresión, se impuso toda clase de postergaciones y enmascaramiento del material.

Apuntamos aquí que atravesar este obstáculo, al que denominamos tabú psicoanalítico, permitiría quizás un importante progreso en el conocimiento.

Después de presentar sus Estudios sobre la Histeria, (Freud, S. 1896 ), con muy poco tiempo transcurrido, (Freud, S. 1897 ) abandona esta teoría, donde la neurosis del adulto siempre remite a una seducción, o intento de la misma, que habría sufrido el infantil sujeto. “No creo más en mis histéricas” ( Freud,S. 1897) es la famosa frase, que brota en su pensamiento, luego de descubrir que había sido engañado por una paciente. Esto dió entonces impulso al estudio del complejo de Edipo en el niño.
El trauma psíquico había dado lugar al espacio para el conflicto psíquico.

En el Diccionario de Psicoanálisis leemos “ Freud empieza a mencionar la seducción a partir de 1893 ….y …..se vio inducido a hacer retroceder cada vez mas lejos en la infancia las escenas de seducción traumáticas……esquemáticamente …el trauma se produce en dos tiempos, separados entre sí por la pubertad. El primer, el de la seducción propiamente dicha, lo define como un acontecimiento sexual “presexual”; el acontecimiento sexual es producido desde el exterior a un sujeto incapaz todavía de emoción sexual (ausencia de las condiciones somáticas de la excitación, imposibilidad de integrar la experiencia).La escena, en el momento de producirse, no es objeto de represión. Sólo en un segundo tiempo, un nuevo acontecimiento, que no comporta necesariamente una significación sexual en sí mismo, evoca por algunos rasgos asociativos el recuerdo del primero: “”Se nos ofrece aquí, señala Freud la única posibilidad de ver cómo un recuerdo produce un efecto mucho mayor que el acontecimiento mismo”” El recuerdo es reprimido en virtud del aflujo de excitación endógena que desencadena”. ( Laplanche. J, Pontalis, J. B. 1971, pag 413 )

Con respecto al abandono de Freud de la Teoría de la Seducción, estos autores refieren: “Clásicamente se considera que..(esto)…..constituye un paso decisivo en el advenimiento de la teoría psicoanalítica y en la preponderancia concedida a las nociones de fantasma inconciente, de realidad psíquica, de sexualidad infantil…” (op cit pag 414)

Yo me interesé por los efectos de traumatismos reales, provenientes del exterior, en distintos contextos.

En primer lugar Dunayevich, G (Mobbing, bullying y violencia familiar) Prosam, 2012 me llamaron la atención los casos de mobbing, esto es el abuso en el ámbito laboral, cuando me llegó en consulta una mujer, que luego de 22 años de carrera profesional y académica era forzada a apartarse de su espacio laboral. También los casos de acoso en el espacio escolar, bullying. Y en el área familiar, violencia doméstica.

Asimismo, Dunayevich, G ( Desmelancolizar )me llamó la atención la vulnerabilidad que poseemos frente a una tragedia como el Holocausto, el desastre ferroviario de Once o la noche de Cromagnón.

En ambos escritos me preguntaba si el terapeuta, al escuchar al paciente con una actitud de profesional incredulidad, pero respetando ( solamente ) la realidad psíquica, no se estaría convirtiendo en un nuevo agente traumático. En todos los casos que yo estudié, existía un punto en común, la situación de encierro, real o virtual.

Mencionaba, por ejemplo, ( 1 ) el caso paradigmático del Dr Renée Favaloro cuando se sentía encerrado entre sus convicciones morales y el pedido de dádivas para poder cobrar el dinero que su Fundación reclamaba desde hacía años, y sin cuyo recurso, no podía responder por los sueldos de sus médicos ni por otras deudas de su institución.

A pesar de que Freud nos aconsejaba que no tomáramos en psicoanálisis como una weltanschauung, pareciera que lo hubiésemos hecho haciendo desaparecer de nuestra mente el concepto de víctima. Sin proponérmelo concientemente, me llegó información de dos psicoanalistas que cuando sus sendas pacientes le comenzaron a relatar las violaciones, de que habían sido víctimas, le dijeron, “no, de eso no me hable “

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