Mobbing, bullying, y violencia familiar – Diferencias entre deseo y encierro

Mobbing, bullying, y violencia familiar – Diferencias entre deseo y encierro

Dr. Gregorio Dunayevich

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Sandra O. es profesional y ocupa un alto cargo en una institución única en su tipo en nuestro país. Egresada de una importante universidad con medalla de honor, comenzó a trabajar en este lugar, avanzando sin cesar durante 22 años hasta alcanzar un nivel de toma de decisiones. A los 48 años de edad, además de muy inteligente, es una hermosa mujer que solo tuvo dos noviazgos de corta duración en su vida. Habiendo tenido un padre que siempre la hubo tratado como una ”muñequita”, no logra hasta ahora reemplazarlo y entonces formar una pareja estable; dedicó así su vida al estudio y al trabajo. Llega a nosotros en un estado de intenso dolor, tanto psíquico como físico. Anteriormente había estado contenta y feliz, pero eso había terminado hacía cuatro meses cuando cambiaron, súbitamente, los directivos intermedios del espacio laboral inmediatamente superiores a ella, ya que estos le daban (y le siguen dando) instrucciones con los que Sandra no concordaba en absoluto. Los síntomas eran insomnio, dolor de pecho, palpitaciones, presión sanguínea elevada y una insoportable sensación de angustia y persecución.

Como único antecedente recordaba, en la entrevista inicial, haber atravesado una etapa depresiva de corta duración, a la vuelta de un viaje de estudios hacía 4 años.

No pudiendo acceder a la plana mayor de la institución y careciendo la misma de un sistema de protección adecuado para pedir auxilio, se encontraba sola, atrapada y acosada. (Subrayo estas tres condiciones).

Según la Real Academia Española (2010) Acoso psicológico o acoso moral: Práctica ejercida en las relaciones personales consistente en un trato vejatorio y descalificador hacia una persona, con el fin de desestabilizarla psíquicamente. El acoso psicológico atenta contra la dignidad e integridad moral de la persona. Es un largo proceso donde la persona, progresivamente, va perdiendo su autoestima y la seguridad en sí misma. No es plenamente consciente de que está siendo humillada y de que se están vulnerando sus derechos más fundamentales. El acoso psicológico continuado puede ocasionar el suicidio de la víctima.

El zoólogo Konrad Lorenz, estudiando la etología observó el acoso grupal en algunas especies animales, lo llamó mobbing.

El psicólogo Heinz Leymann estudió el acoso grupal y sus efectos psicosomáticamente traumáticos en el entorno laboral.

La psicoanalista y psiquiatra Marie France Hirigoyen (2000) considera que los casos más graves de acoso, los que acaban con el suicidio de la víctima, se deben denominar y deben ser considerados casos de psicoterrorismo.

El acoso no necesariamente se manifiesta de manera franca y abierta sino también delicada y sutil. Por el contrario, el que queda muchas veces desubicado, loco o agresivo es la victima cuando reacciona, lo que compromete mas a ésta última. Por lo que también queda mas indefensa aún.

Para Sandra, aceptar las instrucciones que recibía hubiera significado ser cómplice y partícipe necesario de una estafa a la institución que había dado significado a su vida, y que de cualquier manera sus principios no le hubieran permitido acceder. Querían que sea cómplice “sin comerla ni beberla”, pero también me aclaraba, “ni aunque me prometieran el oro y el moro, haría eso”. También expresaba “yo soy de las que si encuentran una valija con 50.000 dólares busco al dueño hasta encontrarlo y se la devuelvo”.

Cuando llega al consultorio había comenzado a culpabilizarse por la situación y a desmoronarse moralmente, es decir, estaba entrando en un pleno proceso de melancolización. Cualquier componente depresivo que tuviera un paciente, se multiplica una y mil veces con el mecanismo de acoso devorando a la persona.

En el “ Proyecto” se pregunta Freud (Freud, S. 1895) si una carga Q que recorriera 20 veces la neurona tendría un efecto semejante a un pasaje de una sola vez con una carga 20 Q. Justamente para que se trate de un tema de acoso, la perturbación debe ejercerse en forma continuada. Y en este caso, si la persona no recibe auxilio o no huye, el daño será permanente. (Hirigoyen, M.F. 2000)

Nos dice Freud también que el auxilio psicoanalítico no puede ser brindado durante una crisis, sino cuando ésta haya pasado. Sin embargo en estos casos, y en el mejor de ellos a poco tiempo de comenzado el acoso, nos consultan durante el transcurso de los mismos.

Es insuficiente aquí el concepto de realidad psíquica. Somos prácticamente testigos presenciales de la violación moral a quien alguien es sometido. No hay tiempo que perder; si tenemos formación psicoanalítica y nos consulta una persona que está siendo injuriada por otra o por otras, nuestra obligación es replantearnos rápidamente como podemos ayudarla con nuestros conocimientos pero no con nuestro esquema de permanecer en la realidad psíquica.

Realidad psíquica es un concepto que fue desarrollado por Freud en un contexto de descubrimiento de los deseos inconcientes y de la emergencia de las neurosis. Había expresado que en las neurosis no tiene predominancia la realidad de los hechos sino la realidad psíquica. Se refería tanto a la neurosis obsesiva, donde el paciente se siente culpable de hechos que no cometió, pero que albergan otros hechos que habían sido reales en su historia infantil real o fantaseada. Se refería también a las histerias, en donde no era fácil saber si éstas habían sido víctimas o no de un hecho sexual al que referían, pero que podían perfectamente corresponderse a situaciones fantaseadas y también deseadas por ellas. De ahí la tan famosa expresión dedicada a Fliess en donde decía “no creo mas en mis histéricas”.

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Troll, on urgent info the other hand, refers to the practice of trailing a baited line behind a boat